El parkour, la técnica de superar obstáculos
Inspirada en las capacidades desarrolladas por tribus y animales en sus entornos natrales, esta disciplina hace del movimiento y la fuerza con fines utilitarios y altruistas, su norte.
Por: Pilar Bolívar | Fotografías: www.pexels.com
Al igual que el entrenamiento en suspensión (TRX), el parkour salió de las filas militares. Corría la primera década del siglo XX cuando el entonces oficial de marina, Georges Hébert, se convirtió en director de ejercicios físicos de la armada francesa tras haber coordinado, con sus propias manos, el rescate y la evacuación de unas 700 personas afectadas por una erupción volcánica en la aldea de St. Pierre, en la isla de Martinica.
Su hazaña fue lograda al repetir los movimientos que él mismo había visto en los indígenas africanos quienes, sin pisar un gimnasio (en esa época, no existían) sino simplemente viviendo sus vidas en medio de la naturaleza, tenían unas capacidades físicas, un desarrollo muscular y un semblante atlético que llamó la atención del francés que no dudó en empezar a practicar sus carreras, saltos, escaladas, equilibrios, etc. dándole forma al ‘método natural’ de entrenamiento que busca ‘ser fuerte para ser útil’, ethos del parkour.
“El parkour es el deporte, la disciplina, el arte y la filosofía del desplazamiento, la persecución y el escape. Es el equilibrio con la naturaleza externa e interna, desde la visión utilitaria y altruista del recorrido”, explica Daniel Orrego, practicante, entrenador y exponente de esta disciplina a nivel nacional. “Es un arte físico y mental integral que encarna numerosos valores humanos y la sensación natural e instintiva del movernos como animales”.
Ni una moda, ni un deporte extremo
Durante las primeras décadas del siglo XX, el método natural creado por Hébert fue sistema de entrenamiento militar por excelencia ya que incluye diez técnicas –caminar, correr, saltar, movimiento cuadrúpedo, escalada, equilibrio, lanzar, levantar, defensa personal y natación– que trabajan las fuerza física, mental y energética (voluntad).
Uno de los entrenados por Hébert fue el soldado y bombero francés Raymond Belle quien recibió el testimonio del método natural y a su vez formó a su hijo, David Belle, y a su amigo Sébastien Foucan, quienes a finales de los ochentas fundaron el grupo Yamakasi (palabra de la lengua bantú congolesa, que traduce cuerpo, espíritu y persona fuerte), y popularizaron dicho método entre los jóvenes, al practicarlo en las calles de París, haciendo de la ciudad su pista de obstáculos o su parcours du combattant. De ahí el nombre de esta disciplina.
“El parkour utiliza técnicas para superar obstáculos, vacíos o alturas que se interpongan en el recorrido del traceur (trazador, o practicante), como saltos, escaladas, recepciones, acrobacias y cuadrupedias. Se trabaja el cuerpo completo pues desarrolla la fuerza, la agilidad, el equilibrio, la coordinación, la destreza, la visión periférica, la propiocepción, la velocidad, la potencia de salto, la resistencia, la flexibilidad, etc.”, agrega Orrego.
Impulsado por un joven a quien que vio escalando ágilmente una reja metálica en busca de un balón que había caído al otro lado, Daniel se sumergió en este deporte en 2013. “Me impresionó ver sus movimientos semejantes a los de un súper héroe (el hombre araña) y empecé a indagar cómo lograr esas destrezas. Me topé con el parkour cuyos practicantes, entonces, eran conocidos como ‘los que saltan de un edifico a otro’” agrega el hoy traceur y creador de la comunidad digital Parkour Colombia que además de convocar a los practicantes del arte del movimiento de todo el país, busca romper sus estereotipos.
“Había una especie de tabú, al confundirlo con vandalismo, pues es una manera de apropiarnos del espacio público en pro del acondicionamiento físico y la atención al deporte. Gracias a la mediatización del parkour en los diferentes formatos (TV, radio, prensa, YouTube, Facebook, Instagram, aplicaciones, etc), y a su apropiación por parte de la Liga Internacional de Gimnasia, como modalidad de la misma, se ha estimulado su deportivización cuando antes era un arte urbano y underground”, agrega Orrego, quien es enfático al decir que no es un deporte extremo ni debe tomarse como una moda.
“En sus principales lemas se promueve la conciencia de la progresión, el autocuidado, la perseverancia y la longevidad (‘ser y durar’), el ‘no daño’ y el ‘ser fuerte para ser útil’; infortunadamente, algunos ven al parkour como una moda pero debe practicarse con responsabilidad. Al haber sido acogido por la Liga Internacional de Gimnasia, se han desarrollado escenarios y profesionales formados en su correcta guía para evitar apuros y lesiones en los nuevos simpatizantes”, puntualiza el bogotano.
Una sesión de parkour
Calentamiento. Puede hacer movimientos articulares, rotaciones, saltos, trote, etc., según sus condiciones. “Cada practicante puede tener una manera distinta para entrar en calor antes del entrenamiento de superación de obstáculos, haciendo uso de metodologías de entrenamiento o de simples juegos con el entorno, explica el traceur y entrenador Daniel Orrego.
Parte central. Incluye movimientos técnicos propios de la disciplina como pasar vallas, trepar muros, hacer equilibrio en barandillas, superar obstáculos con agilidad, correr, escalar, reptar, etc.; estos deben ser guiados por un experto en la disciplina.
Estiramientos. Siempre, al final de cada trazado (recorrido con obstáculos) debe relajar los músculos y las articulaciones. “Como actividad física es muy completa si se practica con prudencia y responsabilidad”, enfatiza Orrego.