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Una prótesis para la pequeña Helen: “Un sueño hecho realidad”

En una de las brigadas que realiza periódicamente, la Fundación Manos Pintadas de Azul encontró a Helen Sofía Esteta Neme, una niña de 10 años que perdió uno de sus brazos y necesitaba una prótesis con urgencia. Conozca su historia.

Fotos: Fundación Manos Pintadas de Azul

El 6 de enero de 2019 cambió la vida de la pequeña Helen Sofía Esteta Neme. Después de visitar a sus abuelos, era transportada en una moto y, al sentir que su chaqueta se caía y enredaba, estiró su brazo, el cual fue alcanzado por una de las llantas. El daño fue irreversible: a causa de la fuerza, perdió una de sus extremidades.

La noticia, según recuerda su madre, Laudy Emiliani Neme Bernal, parecía un sueño: “La reacción de ver a un hijo que está en peligro es atroz. Usted reacciona, cuando está ‘cuerda’. Antes usted no se acuerda de absolutamente nada… Los médicos me decían que yo estaba en shock”.

“Fueron momentos horribles, que no desearía a nadie que los viviera porque es algo espantoso. La niña estaba consciente. Me preguntaba: ‘Mamita, ¿esto es real o es un sueño? Tristemente le decía que era real lo que estaba pasando. Me decía: ‘Mamita, diles que no me muevan, que me duele’”.

Desde este momento, los días no volvieron a ser iguales y, como dice Laudy, es el momento en que no encuentran explicación de lo que pasó.

“Es como si ella haya vuelto a nacer”, añade Laudy.

Una prótesis para la pequeña Helen: “Un sueño hecho realidad”

Una luz en el camino

Helen Sofía es oriunda de la vereda El Algarrobo, en Orocue, Casanare. Es la mayor de dos mujeres, vive con su madre y su hermana menor, y estudia en el colegio de su municipio.

Laudy guarda en su mente un día inolvidable, cuando recibió la llamada de una de las profesoras del colegio donde estudia su hija para informarle que una fundación visitaba el lugar y que podrían ayudarle con una prótesis.

Una prótesis para la pequeña Helen: “Un sueño hecho realidad”

Sin embargo, el miedo estaba latente, pues la madre recuerda cómo, en una oportunidad, ya habían adquirido una prótesis para su pequeña sin ningún resultado positivo. Pero, en el fondo, siempre guardó la esperanza: “Hemos tratado de buscar una solución… Sí, perdió el El brazo, pero [le digo]: ‘Estás aquí y podemos vencer estos obstáculos. No todo está perdido’. Mi hija se puede mover… Le hace falta una parte de su cuerpo, pero su mentalidad es lo grande”.

Desde que tuvieron contacto con la Fundación Manos Pintadas de Azul, la pequeña de 10 años fue trasladada a la ciudad de Bogotá en el mes de noviembre de 2021, con el apoyo de la Fuerza Aérea Colombiana (Grupo Aéreo del Casanare).

Para Laudy y su familia, la fundación ha representado “ese ángel de la guardia, así como todas las personas que nos apoyaron. Por medio de ella, adquirimos la ayuda de muchísimas personas de muy buen corazón”.

Tras asistir a consultas con especialistas en Cirugía Estética y Pediátrica, fue remitida para practicarle una radiografía y una ecografía del muñón, que le permitieron diagnosticar un buen estado del mismo para obtener la prótesis más adecuada para mejorar su calidad de vida.

Por su parte, la Fundación CIREC le practicó ciertos controles por ortopedia pediátrica y fisiatría y fue remitida a terapias de fortalecimiento muscular.

Una prótesis para la pequeña Helen: “Un sueño hecho realidad”

Días después, el 3 de abril de 2022, Helen Sofía, con la esperanza puesta en la obtención de la prótesis, regresó a Bogotá, en compañía de su Tía Luz Karina para iniciar el proceso en la Fundación CIREC. Gracias a alianzas y donaciones, recibió la buena noticia: la producción de la prótesis a medida.

Recientemente, el 24 de abril, Helen Sofía celebró sus 10 años, en compañía de sus familiares en su hogar con un toque diferente: “Cuando vi que mi hija podía hacer todos esos movimientos fue un sueño hecho realidad… Ella me ayuda con el aseo de su cuarto y pudo trapear con dos manos… ¿Y con los amiguitos? Excelente”, dice Laudy, quien ve con alegría cómo su pequeña ya puede agarrar los pocillos, el celular, las prendas, los cuadernos.

Helen ahora anhela convertirse en psicóloga, pues dice que quiere ayudar a los demás. Para Laudy, “la vida no se ha detenido” y dice que cada día empuja a su hija para que cumpla sus sueños.

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