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Cinco ríos icónicos en Colombia para disfrutar en vacaciones

Bien sea bordeándolos, remándolos o navegándolos, los ríos de nuestro país son el mejor pasaporte para un viaje por la naturaleza y nuestras raíces.

Por: Pilar Bolívar.

1-. Caño Cristales

Del negro al fucsia, pasando por el amarillo, verde y azul, así de colorido es el recorrido por el río más bello del planeta: Caño Cristales. Ubicado en el Parque Nacional Natural Sierra de La Macarena, en el departamento del Meta, es el edén para los amantes de la biodiversidad –está bordado por una vegetación exuberante que sirve de hogar para 420 especies de aves, 10 de anfibios, 8 de primates y 43 de reptiles– pues desde el fondo de sus aguas florece la macarena clavígera, planta endémica que bajo la caricia del sol ofrece un espectáculo multicolor, digno de su título como el río salido del paraíso.

Para levitar este tapete natural, primero hay que remar por 30 minutos a lo largo del Río Guayabero, que bordea al municipio de La Macarena. Allí podrá disfrutar del más contemplativo de los planes ecoturísticos y visitar los Ochos (una formación rocosa con pozos que repite las formas del número ocho), Caño Cristalitos (un río paralelo a Caño Cristales de menor tamaño, pero el mismo esplendor) y las caídas de agua que forman pozos cristalinos en los Cuarzos.

2-.Don Diego

Una visita al Parque Tayrona no está completa sin el divertido tubing (recorrido a bordo de un neumático) por el río Don Diego, aquél que baja de la Sierra Nevada de Santa Marta y desemboca en el mar. A solo una hora de Santa Marta, siguiendo la Troncal del Caribe hacia Riohacha, el viajero encontrará diferentes ecohoteles, como La Jorará, con expediciones y planes pensados para reunir fondos en pro de programas sociales, apoyos a las comunidades campesinas y étnicas, limpieza de los senderos, el fomento de la educación y el deporte, y la reforestación de la región aledaña al ‘Don’ de La Sierra.

La idea es llegar a la zona hacia las ocho de la mañana para iniciar una caminata ecológica hacia la montaña y correr con la fortuna de divisar las nieves perpetuas a orillas del Caribe. Tras 30 minutos de trayecto, llega el momento de ‘abordar’ y sumergirse en el relajante trayecto bordeado de bosque tropical. Un tapiz de ceibas, higuerones y árboles de caracolí acompañará al navegante, quien podrá contemplar entre los follajes las más espigadas y coloridas aves endémicas y escuchar a los míticos monos aulladores que salen al paso de los peculiares navíos.

3-.La Miel

A seis horas de Bogotá, en medio de las montañas caldenses hacia el municipio de Norcasia, brilla una estrella de agua formada por el embalse Amaní y sus brazos, los ríos La miel, Mono y Manso (que fluye de la mano de la quebrada Santa Bárbara).

Según Alexandra Vargas, de la comunidad de viajeros y anfitriones por la biodiversidad Awake Travel, “el río La Miel es el más importante de Norcasia; en la mañana las nubes tocan las montañas creando un paisaje espectacular, y el agua del río es azul esmeralda durante todo el año”.

Otro gran atractivo está en sus formaciones rocosas, que han sido cuidadosamente esculpidas durante millones de años por caídas de agua a las cuales se accede río arriba en lancha; durante el recorrido, no sólo es posible caer rendido ante la majestuosidad del bosque tropical que salvaguarda a La Miel, sino inclusive beber de él.

4-.Quebrada Dantayaco

En las cuencas altas de los ríos Putumayo y Caquetá se encuentra el PNN Serranía de los Churumbelos Auka Wasi, puerta de ingreso a la vasta biodiversidad amazónica y que es visible desde el balcón natural más imponente del país: El fin del mundo, una cascada de 75 metros de altura, escondida en los tupidos senderos verdes bañados por la quebrada Dantayaco (que traduce río de la danta), que deriva de las álgidas corrientes del río Mocoa.

Ubicada entre Mocoa y la población de Villagarzón (Putumayo), Dantayaco invita a una caminata de una hora y media, a través de laberintos rocosos, piscinas y puentes naturales que finalizan cuando el agua parece cortar su recorrido ante un espeso follaje que cubre áreas de los departamentos de Caquetá, Cauca, Huila y Putumayo. Es la Serranía de los Churumbelos que espera a lo lejos a quienes, con la ayuda de cuerdas y arneses se aventuran a hacer rapel y seguir el curso guiado por la caída natural que le rinde culto a su nombre. Allí también es posible disfrutar de recorridos especializados y planes etnoturísticos.

5-.Río Magdalena

Del Páramo de las Papas, en el PNN Puracé (que divide a los departamentos de Cauca y Huila) a Bocas de Ceniza (Atlántico) atravesando 13 departamentos y 128 municipios es el recorrido de la aorta colombiana: el Río Magdalena. Su recorrido de 1.528 kilómetros no sólo garantiza el 80% del PIB nacional, el 95% de la termoelectricidad, el 79% de la agricultura colombiana o el 50% de la pesca de agua dulce. Sobre todo, es un crisol de diversidad étnica, cultural y natural.

No en vano fue el protagonista de Vivir para contarla, el cupido de Fermina y Florentino a bordo del Nueva Fidelidad en El amor en los tiempos del Cólera y el forjador de Macondo para El general en su laberinto, cuyo realismo mágico lo retomó García Márquez de Mompóx, esa isla interior a orillas del delta del río Magdalena junto con las cuencas del Cauca y el San Jorge a la que es posible viajar por lancha desde Cartagena (vía Canal del Dique-Río Magdalena), en un trayecto de seis horas, o por tierra desde la capital del departamento de Bolívar hasta el Banco (Magdalena) o Magangué, abordando el ferry.

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